martes, 19 de diciembre de 2017

Reseña en Letralia por Alberto Hernández

https://letralia.com/ciudad-letralia/cronicas-del-olvido/2017/02/06/la-otra-cara/

La otra cara


Alberto Hernández

lunes 6 de febrero de 2017
La otra cara (OT editores) (Spanish Edition) 

1

Dos historias que se encuentran. Que nacen desde el comienzo. Dos historias, dos caras de una misma moneda. Dos caras distintas que se hacen una. Una novela en la que dos relatos están conectados. Dos rostros de una tragedia, la personal y la nacional. La de un hombre y la de todo un país: el relato de un personaje y el personaje de un relato.
Es decir, el discurso de una vida y la narrativa de un cínico.
La otra cara (Oscar Todtmann Editores, Caracas, 2016), de Manuel Acedo Sucre, se abre como un abanico a través de la existencia de Orlando Oreja, un niño que sufrió del acoso de sus compañeros de escuela, y la del relato del asesor hispanovenezolano César Requena, quien fue compañero de Oreja y formaba parte del grupo que lo maltrataba. Ahora Requena, en el otro tiempo de la novela, fue del equipo consultor de Maduro, como miembro del staff de profesores fracasados de la Universidad Complutense, aunque afirma no estar del lado de la logia de Monedero o demás “genios” contratados por Miraflores.
Seis partes o capítulos reúnen el contenido de estas dos caras de una misma historia. En ellas, Manuel Acedo Sucre dibuja con maestría un paisaje en el que se nos muestran dos realidades apoyadas por la ficción: la primera a través de las peripecias y sufrimientos de un sujeto que termina en el suicidio, Orlando Oreja, luego de una larga travesía por el desprecio, el desapego, la asexualidad y la drogadicción, pero que guardaba casi en secreto un talento que sorprendió a su compañero de clases, que se hizo novelista y que más adelante se tropieza con Requena, quien le solicita una entrevista que, a la larga, es una de las caras de la novela: una de las tragedias que han quedado plasmadas en este tomo: la realidad de la Venezuela actual contada por un cínico que forma parte del equipo de asesores y consejeros españoles de Chávez y luego de Maduro.
El secreto de Oreja estaba fundado en su calidad como escritor. Una primera experiencia literaria nacida en el seno de su infancia, que luego se convertiría en novela y catapultaría a su autor a la fama después de muerto.

2

La médula de esta pieza narrativa de Acedo Sucre está en la larga entrevista con el ahora español, personaje caracterizado por una pasmosa sinceridad, que hace que el periodista, por el pasado acosador del ya mencionado César Requena, lo tenga en la mira al cierre de la conversación.
Muestras de esta sinceridad traducida en cinismo:
Te sorprendería por qué es que me pagan. Me pagan porque una cosa es la teoría y otra es la práctica. Cuando te digo que hay que identificar el target, hay que discriminar —dentro de ese target, que sabe poco de política, o del funcionamiento real de la democracia, y absolutamente nada de economía— quiénes son los que, de verdad, son capaces de creer en tu mensaje y —sobre todo— hasta dónde puede llegar esa credulidad. Dicho de otro modo, hasta qué extremos puedes inventar y llevar tu mentira, de manera que realmente tape la realidad (…). Y en esto Chávez era un fenómeno. Tenía clarísimo qué vende y qué no vende, y quién compra y quién no compra. El papel de los asesores es decirle: dale chola que vas bien. Pero pocos lo hicieron. Nosotros sí. Por eso nos mantuvimos allí tanto tiempo. El mensaje era: aunque te lo cuestionen, dilo, que funciona con ese target, que es tu target y es el único que importa. Olvídate de los demás (p. 76).
El target es el “pueblo”, el que Chávez y ahora Maduro soban como palabra mágica para mantenerse en el poder. En estas páginas de Acedo el cinismo es el referente más visible y hasta conmovedor. Requena es una máquina de pensar perversidades de las cuales se aleja en tanto que dice ser “apolítico”, razón por la cual no siente el peso que llevan Monedero, Iglesias o Errejón, el otro equipo complutense que en la realidad sigue haciendo de las suyas en la topografía política venezolana.
El personaje que conversa con Méndez desliza, sin ningún desgaste emocional, su amoral confesión como consejero presidencial:
Puedes hasta insultar, maltratar y reprimir todo lo que no sea ese target. Chávez lo demostró. Desempolvó un resentimiento tal en la gente más pobre, que ese maltrato de él a los empresarios, la Iglesia, la burguesía y la misma clase media, tocó una tecla entre los más necesitados y le reportó más adeptos entre su target (p. 77).
Toda la realidad vertida en palabras. Puesta en unas páginas en boca de un personaje que aún se mueve y pavonea por los pasillos de Miraflores y los ministerios de un mapa borroso.
El pueblo puede tragarse cualquier cosa, buena o mala. El pueblo que no se equivoca, el pueblo culto, el juicioso, el pueblo bueno, el pueblo inocente, nada de eso existe. Es más, el “pueblo” —como entidad moral— tampoco existe. Lo que hay es moralina y adulación alrededor del uso político del concepto pueblo. El pueblo es amoral. Hitler sacó lo peor del pueblo alemán —digámoslo en venezolano— jalándole bolas a ese pueblo… (p. 80).
Y, en efecto, para los asesores, sean militantes o no, el pueblo es una entidad amorfa que anda por ahí tirando piedras a favor del uniformado de boina o inclinándose ante el caudillo.

3

Toda la entrevista tiene el mismo tono: el periodista asume con rigor su trabajo. El entrevistado sonríe y responde limpiamente, como si no ha roto un plato. No asume responsabilidades, porque él sólo aconseja, no actúa. Dibuja el camino al mandón. Y a la larga, ninguno de ellos va preso, porque “los asesores siempre caen parados y limpiecitos” (p. 89). Y define el patio: “Venezuela es un país de lealtades primitivas” (p. 93), tanto que más allá de cualquier yerro del pasado, el creador de todo el entramado militar, Chávez, personalizó la “Revolución”. De nuevo el caudillismo.
El personaje —brillante en su desempeño— termina embutido por la otra cara, la cara de su pasado.  
La innegable inteligencia de Requena no profana la audacia del entrevistador. Ambos se baten en un forcejeo donde al final, cuando el oxígeno de la historia llega al límite, cuando la serpiente se muerde la cola, Requena queda en evidencia por su pasado de niño acosador. Pero antes sigue: “La credulidad de las masas tiene un ingrediente emocional que en materia política es invalorable” (p. 124). Esa emocionalidad sazonada con ingredientes mágico-religiosos convierten a Chávez en sujeto adorado. De allí el culto a la personalidad, justificado por quien lo condujo a ser lo que fue. “Ese Dios es Chávez”. Y el enemigo diabólico es el Imperialismo, la CIA, los escuálidos, el país que no piensa como él. Y con Maduro la situación se hizo más complicada. En este sentido, “la justicia puede y debe ser, también, feroz contra los que se apartan del rebaño” (p. 130). De allí que “el miedo es el factor que tú manejas cuando fortaleces tu capacidad militar y policial de responder frente a la protesta civil y cuando utilizas esa capacidad para reprimir salvajemente y sin cortapisas a quienes manifiestan en contra tuya” (p. 138).
La imagen del país no es menos desoladora: “Cuando todo es delito, todo el mundo delinque” (p. 139).
Bien, hasta el hartazgo. El personaje —brillante en su desempeño— termina embutido por la otra cara, la cara de su pasado, cuando Méndez, quien lo entrevista bajo contrato y condición de que se le puede añadir algo más a la entrevista sin reparo alguno, le pregunta a Requena en tono personal, íntimo:
—¿Te acuerdas de Oreja, nuestro compañero en el colegio?
—¿Oreja? Me suena; pero no. No me acuerdo.
—Ya te acordarás (p. 183).
Aparece el factor justicia en la sorpresa de Méndez.
La Editorial Azul, C.A., publicó la entrevista y le añadió todo lo relacionado con la vida dolorosa de Oreja, de la que fue responsable Requena, quien trató de desmentir la versión de Méndez legalmente: “…el Sr. César Requena intentó por la vía judicial detener su venta al público. Su argumento: la obra incluía referencias a su vida personal que no se desprendían directamente del texto de la entrevista que le hizo el autor. La autoridad judicial que conoció del caso dictaminó que el Sr. Requena autorizó expresamente el acompañamiento de la entrevista con cualquier texto escogido por el autor…”.
Fin de la historia.
No obstante, cabe decir que ese final podría simbolizar el tan mentado “target”, en nombre del indefenso Oreja, el cual le pasa factura al poder y a quienes de manera cínica y cobarde contribuyeron con la agonía de todo un país.

lunes, 14 de noviembre de 2016

La otra cara reseñada por Tulio Hernández en su columna de El Nacional

http://www.el-nacional.com/tulio_hernandez/cara_0_955704616.html

La otra cara

I.
Así se llama la novela. La escribió Manuel Acedo Sucre. La publica Oscar Todtmann Editores. El mismo sello editorial que tuvo el ojo para descubrir que La otra isla de Francisco Suniaga iba a ser un fenómeno. Esa novela que convirtió a Margarita en el gran escenario de una historia con una muerte extraña, un alemán enamorado de los gallos, una bella morena criolla perturbándolo todo y un abogado que, a ritmo y estilo pampatareño, intenta desentrañar el caso. 
 II.
Manuel Acedo hizo su debut en la literatura venezolana a comienzos de esta década 2010. Con una novela de título cáustico –Nosotros todos– que inauguraba una especie de saga sobre la picaresca corrupta en los tiempos chavistianos. 
Solo que en vez de indagar en los corruptos a secas, los de librito, los que contratan desde el Estado una obra de cien millones y se quedan con veinte o venticinco, decidió indagar en la corrupción sofisticada, aquella que parece menos cochina y rudimentaria pero que igual es un trabajo ruin.
La que ofician personajes provenientes de las clases medias y altas que, ya como testaferros, como asesores políticos, embajadores, embaucadores y afines, saben acomodarse en las entrañas del mal que nos agobia y, sin escrúpulos, sin medir las consecuencias de sus actos, logran posiciones de poder discreto, buenas casas, mejores comidas, una vida más que cómoda y una cuenta abultada en algún paraíso fiscal.
III.
La otra cara es una especie de cesta de historias que se bifurcan y se entrecruzan en el tiempo y en el espacio, pero que tienen su origen, como tantas historias reales de nuestras vidas, en un grupo masculino de adolescentes que comparte la escuela secundaria en una ciudad llamada Caracas.
La historia comienza en un bachillerato que parece ser de los años 1960, con una clara relación de los maltratos, eso que ahora conocemos como bullying, a los que es sometido uno de los chicos del grupo –el más atípico y menos dotado para la violencia– y termina en el presente, la segunda década del siglo XXI, radiografiando a otro, uno de los acosadores, ahora convertido en adinerado asesor político de Hugo Chávez. Un miembro venezolano del club de vivianes y charlatanes que, con Monedero y Podemos como modelo, encontró cómo vivir a costa de ese “mango bajito” –así lo llama el vivián– llamado Hugo Chávez.
Si tuviera que simplificarlo diría que el libro es una entomología de un asesor pervertido que pone su mediana inteligencia al servicio de un gobierno totalitario sin mirar ni preocuparse por cuantas personas lesiona, maltrata, humilla, persigue, ofende, somete a privaciones el régimen que asesora. Una radiografía de la maquinaria perversa que construyó el chavismo con una única y clara intención: perpetuarse en el poder. 
Como muy bien lo confiesa el personaje: “Ese mercado, el de los asesores como yo, es del político que busca a alguien que no se detenga en apreciaciones de lo que sea o no sea ético, sino de lo que sirva o no sirva para alcanzar y luego conservar el poder”.
IV.
Pero la novela también es la historia de un sufrido. El contra personaje del exitoso asesor. De alguna manera su víctima. Un sensible, buen fotógrafo y mejor escritor, que nunca llega a descubrirlo y termina siendo un bueno para nada. Incluyendo aquello que bien sabe hacer. 
Hay en este texto tres autores que se confrontan. Uno que quiere contar la historia de Oreja, un perdedor por el que el lector terminará sintiendo simpatía y solidaridad. Otro que, obsesivamente, quiere dar una clase de historia política, un pedagogo; un activista que quiere, y logra, explicar qué es y cómo se mantiene este fenómeno político de un totalitarismo de nuevo signo llamado chavismo. Y un novelista, Manuel Acedo, que quiere armonizar a los otros dos construyendo los puentes para que el lector se desplace a gusto sobre los rieles del relato seductor que define una buena novela.
Dos tiempos quedan retratados, el de los últimos días del militarismo perezjimenista y el de los días actuales, no sabemos si son los últimos, de la peste roja. Del militarismo del siglo XXI.

lunes, 31 de octubre de 2016

Reseña sobre La otra cara en Papel Literario de El Nacional por José Antonio Parra

http://www.el-nacional.com/papel_literario/Paciencia-Manuel-Acedo-Sucre-narrativa_0_947905532.html

La Paciencia: Manuel Acedo Sucre, una narrativa preclara

Manuel Acedo Sucre / Foto Francesca Commissari. Archivo
Manuel Acedo Sucre / Foto Francesca Commissari. Archivo
Una reseña en torno a la nueva novela de este autor, “La otra cara” (2016)
Si algo posee la nueva novela de Manuel Acedo Sucre, La otra cara (Oscar Todtmann Editores, 2016), es preclaridad. En efecto, este texto describe mediante una multitrama con alternancia de planos temporales las vivencias del narrador, un periodista y escritor que lleva a cabo una entrevista a uno de los asesores españoles del chavismo. Así, la historia es hilada desde la infancia de ambos cuando compartieron experiencias en las aulas del colegio al que asistieron.
El perfil del asesor español queda al desnudo de modo que estamos en presencia de un personaje muy malvado que nunca tuvo empacho desde la infancia para vincularse a los grupos de poder y explotar a los más débiles, práctica que por cierto ha sido común en la apuesta política del Socialismo del Siglo XXI, con el agravante de que dicha explotación –tanto de los más débiles como de las mayorías– se realiza en nombre de la igualdad y la justicia social, así como en nombre de una abstracción a la que los cabecillas del régimen nombran “pueblo”, pero que dados los hechos; elecciones del 6D y sondeos recientes de opinión, el “pueblo” madurista no es sino una muy reducida minoría conformada por personas que aprovechan descaradamente las ventajas del poder utilizando todo tipo de prácticas corruptas y deshonestas.
Hay que decir que la narración está muy bien planteada desde el punto de vista de la recreación de anécdotas escolares y en ella queda en evidencia el denominado fenómeno del bullying. El paralelismo entre los eventos escolares pone sobre el tapete el hecho de que el asesor español se vinculaba desde temprano con los pandilleros del colegio y posteriormente con los pandilleros de la política. En este caso léase socialistas del siglo XXI a los que daba recomendaciones cínicas con el solo objeto de que se sostuvieran en el poder por el poder mismo, y no para beneficiar a la gente a través de una gestión de gobierno.
Por otro lado, la construcción del personaje Oreja es de una complejidad y riqueza muy bien lograda; en él toma lugar una profunda trama de la interioridad y a través de él se construye una aguda crítica al nazi fascismo a través del tiempo, bien sea Hitler, Pérez Jiménez, Chávez o Maduro. Este personaje deviene en un escritor atormentado  en el mejor espíritu beatnik, al igual que en una figura de culto luego de su muerte.
Del mismo modo, el ambiente universitario en torno a los personajes que han funcionado como asesores del chavismo y del madurismo está muy bien representado. En este caso estamos en presencia de profesores que a sabiendas de la inviabilidad de un modelo económico recomendaron venderlo y propagarlo a costa de la bonanza petrolera experimentada por el chavismo, pero sin ningún ápice de criterio de realidad. Las consecuencias están a la vista de cualquiera en el planeta entero.
A nivel estructural el artefacto está genialmente configurado en el sentido de que el texto de contraportada funciona como detonante de una poderosa intriga que va deviniendo de manera vertiginosa a todo lo largo del relato. De hecho, en este devenir de eventos, el lector se hallará frente a una mixtura emocional muy potente que llega a un intenso clímax justo al final de las sesiones de entrevistas con el asesor español. En lo particular me dio la impresión de estar escuchando la pieza de los Rolling Stones, Simpatía por el diablo,debido a lo literalmente diabólico del personaje.
El lenguaje utilizado por Acedo Sucre posee una naturalidad que me atrevería nombrar como glamorosa y que sin embargo resulta muy sencilla y eficaz a la hora de hacer el planteamiento central de la novela, al igual que dejar en la mente del lector la llave de oro que podría permitir la toma de conciencia para salir de este atolladero que ha sido el Socialismo del Siglo XXI, una apuesta donde confluyen neocomunismo y nazismo en sus formas más violentas, cínicas y violadoras de derechos humanos. Acedo Sucre es hoy por hoy uno de los escritores más densos e inteligentes de nuestro panorama.

La otra cara
Manuel Acedo Sucre
Oscar Todtmann Editores
Caracas, 2016

martes, 18 de octubre de 2016

Entrevista al autor en El Universal


ENTREVISTA // Manuel Acedo Sucre

"Hoy en día no se puede escribir de forma aséptica"

El escritor y abogado Manuel Acedo Sucre presenta su tercera novela "La otra cara".
El asesor político César Requena habló. Y lo hizo ante un periodista exiliado en Miami porque estaba dispuesto a lanzar sus cartas sobre la mesa. Dijo la verdad sobre su trabajo, sobre su desapego, sobre su encargo, sobre lo que fue, en fin, su contrato como voz susurrante tras los oídos del difunto expresidente Hugo Chávez Frías. Aunque luego intentó detener la publicación de la entrevista, afirmó en las primeras horas del encuentro que confiaba en su entrevistador y en lo que este hiciera con el resultado de aquella reunión. César Requena, sin embargo, no existe. El relato, cobijado en el contexto de la realidad venezolana, es una ficción que pretende hablar sobre los victimarios sin castigo, escrita por el abogado venezolano Manuel Acedo Sucre.
La otra cara, tercera novela del jurista de 58 años, se aferra a las referencias políticas actuales, pero el autor no tiene intenciones de recrear un caso de la vida real. La otra cara es, en verdad, un libro de dos rostros que Acedo Sucre muestra de forma paralela. El lector se zambulle en la entrevista cuando, repentinamente, una voz en prosa continua narra evocaciones de la infancia protagonizadas por un niño llamado Oreja, víctima de acoso escolar.
-Los personajes son seres ficticios que están ambientados en una realidad que se impone, que es muy fuerte, está a la vista de todos y no se puede ignorar. En esa realidad está el gobierno de Hugo Chávez, el de Nicolás Maduro, y cómo estos gobiernos han incidido en la vida personal de la gente. Creo que hoy en día no se puede escribir nada contemporáneo de forma aséptica, ni escribir completamente divorciado de lo que está pasando.
-¿Por qué decidió usar el recurso de la entrevista para contar su historia?
-El libro tiene una parte de denuncia sobre lo que son ciertas asesorías políticas y por otro lado hay una historia personal. Esta denuncia es difícil de expresar en una trama lineal, por decirlo así, porque creo que haría la novela muy fastidiosa. Desde luego que la novela no es solamente la denuncia, hay muchas otras cosas allí.
-Como la historia del chico víctima de bullying. ¿Con qué objetivo creó el paralelismo entre la entrevista al político y el relato de Oreja?
-Con los planos paralelos quise narrar cómo circunstancias personales, que arrancan en la infancia, modelan de alguna manera el resto de la vida y van dejando consecuencias y colorean la historia de los personajes. Creo que hay mucha gente actuando en áreas que en definitiva causan daño: personal, social, político. Y nadie los hace responsables. Esta novela trata sobre estas responsabilidades que nadie atiende y que dejan secuelas. 
Carpetas, documentos, libros. El escritorio está rebosado. La saturación de papeles parece comerse el lugar. Abogado desde los 23 años, Acedo Sucre sigue en pleno ejercicio de su profesión, especializado en casos financieros, pero consigue en la escritura el cauce para sus intereses políticos desde la butaca del observador. 
-Siempre me ha interesado la política, pero no como practicante sino como fenómeno social. Y no me gusta quedarme callado sobre lo que pienso.
-¿De dónde proviene su interés por la política?
-En mi familia siempre ha existido un interés particular por la política, y en las distintas generaciones siempre alguien caía preso o era víctima de algún tipo de persecución. Mi papá estuvo preso en los últimos días de Pérez Jiménez. 
-¿Tuvo contacto con un asesor político o investigó al respecto para escribir la novela?
-No fue algo deliberado. Fue un tema que siempre llamó mi atención y que además lo he visto un poco en práctica a nivel de negocios. Quizá incluso sea peor en ese caso, porque encuentras personas que ven el mundo de una forma terrible, sólo les interesa el dinero.
-¿Cómo puede un autor evitar pasar la delgada línea entre la escritura de temas políticos y los libros panfletarios?
-Creo que depende un poco de la profundidad del análisis, de la seriedad con la que se tome la cuestión el autor, de no defender a ultranza a un personaje político o una tendencia política, hay que tener una visión balanceada, y creo que también se trata de no decir lo que la gente espera. Hay que decir cosas que no se han dicho antes

domingo, 16 de octubre de 2016

Nota editorial de Gentiuno sobre La otra cara

http://www.gentiuno.com/05/10/2016/la-otra-cara-titulo-con-el-que-el-novelista-manuel-acedo-sucre-seduce/

“La otra cara” título con el que el novelista Manuel Acedo Sucre seduce

5 de octubre de 2016
la-otra-cara-manuel-acedo-sucre


Manuel Acedo Sucre cerrando casi este difícil año 2016 trae al público y la crítica su última novela que titula: “La otra cara”.
La obra se presentará en el marco de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo el 23 de octubre a las 12 del mediodía con palabras de Ricardo Ramírez Requena, quien además se paseará por las dos novelas anteriores “Nosotros todos” y “La Misa”. 
Ya para presentarla en Caracas está definido que será el jueves 3 de noviembre en la Sala Experimental del Centro de Cultura Chacao a las 7pm.
La trama de tan apasionante novela se teje partiendo de un personaje, un periodista venezolano exiliado en Miami, que entrevista a César Requena, uno de los asesores del difunto Hugo Chávez. Hechos cotidianos en un difícil tiempo.
Manuel Acedo Sucre cimienta su novela partiendo de esa entrevista y con ella retrata y analiza el derrumbe del régimen actual venezolano y la influencia que ejercen los asesores españoles en este contexto, mientras teje una historia que enlaza al periodista con Requena y otro de los personajes, el Oreja, un escritor deslucido de destino trágico y que de alguna manera representa una metáfora de lo acontecido en el país en los últimos 17 años.
manuel-acedo-sucre
Manuel Acedo Sucre es abogado y un exitoso novelista. Ha publicado con Oscar Todtmann editores “Nosotros Todos” que cuenta con 4 ediciones, y “La misa”. Ahora este nuevo trabajo también editado por Oscar Todtmann editores lleva consigo elementos que nos permiten vaticinar su éxito. 
la-otra-cara-5De “La otra cara” dice Luna Benítez “…que deja muy claro el mundillo fangoso y corrupto de los asesores criollos y foráneos”, y complementa esto lo que el propio autor señala: “Vivimos tiempos difíciles y muchos escritores no la tienen fácil. Es imposible no extraer detalles de la realidad, de gente concreta, para verterlos en los personajes”

Manuel Acedo Sucre no titubea al precisar que en “La otra cara” conviven vilezas y culpas. Y que al hurgar en el lado oscuro de las asesorías políticas internacionales y el daño a Venezuela, se desnuda una tragedia, la tragedia real que en las cuartillas escritas se borda como una entrevista ficticia… 

Entrevista a un personaje muy complicado, que el autor describe “muy exitoso como asesor político y esa entrevista se va entrelazando con aspectos de la vida pasada de ambos, tanto del entrevistado como del entrevistador. Hay una tercera persona que es víctima de todo lo que se desarrolla en esa historia paralela. Así que, por un lado está la entrevista, donde ambos chocan durante el proceso pues sus posiciones son muy distintas; por otro lado está ese pasado interesante, fuerte, que ayuda a llevar el libro hacia un final donde termina por mezclarse todo…”

Tentador tema, que pocos podrán no ser seducidos por él

Una Nota Informativa desde nuestra Mesa de Redacción